NIÑOS Y ADOLESCENTESQué hago cuando: le falta voluntad
La mayor parte de las metas que nos proponemos alcanzar en la vida requieren fuerza de voluntad. Dominar un idioma, aprender a montar en bicicleta, hacer amigos, son algunos de los muchos ejemplos que podríamos poner en los que necesitamos invertir constancia y voluntad. Hacer ejercicio, no abusar de dulces y de 'comida basura', no olvidarse de consumir fruta, etc. también requiere de cierto grado de esfuerzo y voluntad que no siempre observamos en nuestros niños y adolescentes. Y tal vez tampoco en nosotros mismos. |
La fuerza de voluntad se aprende, se practica, se cultiva. Es misión de vosotros los padres enseñarles a vuestros hijos esta imprescindible actitud vital.
Dar ejemplo de que asumís que conseguir objetivos requiere tiempo, de que hay que persistir en lo que se desea, de que hay que auto limitarse en lo que se anhela, es imprescindible para que observando vuestra conducta ellos aprendan.
Cuando le proponéis a vuestro hijo o hija un cambio en su alimentación, o la necesidad de un proceso de adelgazamiento y no cuenta ya con una importante fuerza de voluntad debéis proceder así:
- El objetivo a conseguir debe ser claro y concreto, por ejemplo: hacer X horas de ejercicio a la semana, consumir X unidades de fruta por día, o bajar X kilos.
- Tenéis que crearle ilusión por las metas a conseguir y lograr que visualice los resultados. Lo guapo/a que estará después, el mejor rendimiento en los juegos con los amigos, estar sano como tal familiar y no enfermo como tal otro. Concretando lo más posible.
- Premiarle por su esfuerzo. Con un comentario elogioso, con una amplia sonrisa, con un beso, con un comentario favorable ante los demás...
- Señalando, pero no castigando, cada fallo en su esfuerzo. Más bien debéis usar cada trasgresión del régimen o del plan previsto para trasmitirle comprensión pero al mismo tiempo ánimo para volver a luchar por los objetivos marcados.
- Señalar los beneficios ya obtenidos y mostraros más comprensivos en sus reivindicaciones hacia vosotros como premio por los esfuerzos ya realizados.
Dos comportamientos de los adultos favorecen la falta de voluntad en los hijos. Darles todo aquello que desean sin que tengan nunca que esforzarse por nada, sin que sus logros dependan en ningún momento de su tesón , y lo contrario, el no recompensarles nunca por su tenacidad, provocando en ellos la sensación de que es inútil cuanto hagan, pues su esfuerzo nunca será valorado.
|