NIÑOS Y ADOLESCENTESQué hago cuando: miedo a ser mayor
A eso de los 11 años para las niñas y de los 12 ó 13 para los niños, el cuerpo empieza a experimentar cambios fisiológicos evidentes; al mismo tiempo su atención es captada por el físico de los demás, y los demás, adultos inclusive, empiezan a mirarles de una forma distinta. Internamente experimentan luchas de una gran virulencia, fundamentalmente en torno al conflicto que supone un doble deseo: seguir viviendo en la infancia - experimentar el mundo de los adultos. El miedo a estos cambios es una de las causas de obesidad más frecuentes en preadolescentes, y una de las menos conocidas. |
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Tanto cambio no es fácil de llevar a cabo si no hay una suficiente autoestima, un mensaje claro de los padres que podría leerse como "adelante, crece", y una satisfacción razonable en las etapas infantiles previas. Cuando estos requisitos no se dan, su hijo o hija preadolescente, puede desear inconscientemente retrasar su llegada a la adolescencia. Comer en exceso, alcanzar un físico rechoncho sin "atractivas curvas", a la par que persiste en juegos y entretenimientos que sus compañeros de edad ya empiezan a abandonar suele ser la "solución" momentánea que algunos encuentran.
Casos de importantes obesidades en la adolescencia, con antecedentes de cierto sobrepeso en la infancia, tienen este origen psicológico.
¿De qué forma podéis ayudar a vuestros hijos a ir dejando la infancia y a entrar sin miedo en la nueva etapa?
Fundamentalmente admitiendo de corazón que debe ser así, que el tiempo ha pasado, que ya no tenéis a ese niño o niña totalmente dependiente de vosotros y que el mundo de los adultos, (sí, con sus peligros incluidos) les está esperando. Si perciben vuestra buena disposición a que sigan creciendo superarán este miedo.
También hablando con ellos de vuestra propia experiencia a su misma edad; verbalizando lo que efectivamente se pierde al hacerse mayor y también lo que indudablemente se gana.
Abordando con ellos su sexualidad, reconociendo que existe, hablándoles de gozos y de precauciones, de los peligros y de las satisfacciones que reporta.
Si vivís con alegría su crecimiento no tendrán miedo y no necesitarán
refugiarse en un cuerpo infantil, obeso.
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