¿QUÉ ES LA ESTRATEGIA NAOS?Las causas de la obesidad
Como se ha dicho, entre las principales causas de las enfermedades no trasmisibles están el mayor consumo de alimentos hipercalóricos (con alto contenido de grasas y azúcares) y la menor actividad física. Nuestro país ha sufrido grandes cambios en las últimas décadas, que han repercutido drásticamente en la manera de alimentarse de nuestros ciudadanos. |
España ha experimentado lo que se denomina una "transición nutricional".
Se trata de una secuencia de modificaciones, tanto cuantitativas como cualitativas,
en la alimentación, relacionadas con cambios económicos, sociales, demográficos
y con factores de salud.
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Las consecuencias de la obesidad hacen de esta enfermedad uno de los mayores retos de la salud pública para el siglo XXI |
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Las dietas tradicionales han sido reemplazadas rápidamente por otras con una mayor densidad energética, lo que significa más grasa, principalmente de origen animal, y más azúcar añadido en los alimentos, unido a una disminución de la ingesta de carbohidratos complejos y de fibra.
Estos cambios alimentarios se combinan con cambios de conductas que suponen una reducción de la actividad física en el trabajo y durante el tiempo de ocio.
El ser humano está biológicamente mejor preparado para resistir ayunos
prolongados que para tolerar la abundancia de calorías y el exceso de reposo.
Aunque tenemos mecanismos fisiológicos de saciedad alimentaria y metabólica,
evidentemente éstos no son lo suficientemente efectivos como para evitar la obesidad.
El resultado final es un balance de energía crónicamente positivo, que se va acumulando,
año tras año, en forma de grasa.
El aumento rápido y manifiesto de la prevalencia de sobrepeso y obesidad experimentado
en las dos o tres últimas décadas no puede ser atribuido a causas genéticas.
Aunque los factores hereditarios son importantes, el genoma humano no ha cambiado
en tan poco espacio de tiempo. De ahí que los factores ambientales o del entorno
jueguen un papel primordial en el desarrollo de esta epidemia mundial de obesidad,
creando el llamado "ambiente obesogénico", caracterizado por
la abundancia de alimentos y el sedentarismo.
Con frecuencia el acto de comer adquiere un valor y un sentido de gratificación
emocional independiente de nuestras necesidades calóricas.
Asociamos, de forma subliminal, comer y beber con estados anímicos positivos y,
por eso, cuando no nos sentimos bien lo compensamos comiendo o bebiendo, aunque
no tengamos apetito y en contra de nuestro raciocinio y nuestra salud.
También la comida es utilizada por los padres para premiar a sus hijos.
Una alimentación y nutrición adecuadas son importantes en todas las etapas
de la vida, pero particularmente durante la infancia.
La dieta de los niños y adolescentes españoles se caracteriza por un exceso de
carnes, embutidos, lácteos y alimentos con alta densidad energética, como productos
de bollería y bebidas carbonatadas (ricos en grasas y azúcares refinados, respectivamente)
y por un déficit en la ingesta de frutas, verduras y cereales.
Además, es preocupante que el 8% de los niños españoles acudan al colegio sin
haber desayunado.
Se ha demostrado que la prevalencia de obesidad es superior en aquellas personas
que toman un desayuno escaso o lo omiten.
Los hábitos dietéticos de la población infantil y juvenil española se encuentran
en una situación intermedia entre un patrón típicamente mediterráneo y el de los
países anglosajones.
Estos hábitos se inician a los tres o cuatro años y se establecen a partir de
los once, con una tendencia a consolidarse a lo largo de toda la vida.
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Es preocupante que el 8% de los niños españoles acudan al colegio sin haber desayunado |
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La infancia es, por ello, un periodo crucial para actuar sobre la conducta alimentaria, ya que las costumbres adquiridas en esta etapa van a ser determinantes del estado de salud del futuro adulto.
Otra de las causas de la obesidad es la inactividad física.
Reconocido como un determinante cada vez más importante de la salud, este problema
es el resultado del cambio de patrones de conducta que derivan hacia estilos de
vida más sedentarios, cuyas causas últimas son la vida en las ciudades, las nuevas
tecnologías, el ocio pasivo y el mayor acceso a los transportes.
En la población infantil y juvenil estos fenómenos se agudizan. El número de horas que los niños y adolescentes dedican a jugar con los ordenadores y videojuegos ha aumentado de forma espectacular.
El ocio, en la infancia, cada vez se hace más sedentario.
Los avances tecnológicos y en el transporte han disminuido la necesidad del ejercicio
físico en las actividades de la vida diaria y es difícil imaginar que esta tendencia
no vaya a continuar en el futuro.
A esto hay que añadir un entorno urbanístico poco favorable a la práctica de actividad
física, lo que ha provocado, por poner sólo un ejemplo, una reducción del número
de niños que acuden al colegio andando. Niños que, a su vez, tienden a ser menos
activos durante el resto del día.
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Los niños españoles pasan una media de 2 horas y 30 minutos al día viendo televisión y media hora adicional jugando con videojuegos o conectados a Internet |
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Los datos actuales muestran que los niños españoles pasan una media de 2 horas
y 30 minutos al día viendo televisión y media hora adicional jugando con videojuegos
o conectados a Internet.
Las diferencias socioeconómicas, culturales y demográficas entre países del
norte de Europa y mediterráneos siguen siendo muy importantes, hecho que podría
explicar una gran parte de las amplias diferencias en el nivel de sedentarismo
en Europa.
Portugal, Bélgica, España, Alemania y Grecia tienen la prevalencia de sedentarismo
más elevada.
El conocimiento profundo de las causas mencionadas y de sus múltiples y complejas interrelaciones resulta esencial para cambiar los hábitos de la población y modificar los determinantes de la obesidad.
Una combinación de actividad física regular, variedad de alimentos
en la dieta e interacción social amplia constituye, probablemente, el abordaje
adecuado para hacer frente al problema al que nos enfrentamos, con el resultado
de una mayor longevidad y un envejecimiento sano de la población.
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