CUANDO EL PROBLEMA ESTÁ EN LOS PADRESPremios y castigos con la comida
La postura más inteligente por vuestra parte como padres es la de no convertir jamás el acto de comer, ni el de ingerir tal o cual alimento, en un castigo. |
Quienes caen en esta equivocación están señalando a sus hijos un campo de batalla,
un tema por el que canalizar su rebeldía, sus protestas, o el inconformismo propio
de la adolescencia... Si vuestros hijos llegan a plantear batalla en el terreno
de la alimentación se perjudicarán ellos mismos, y os destrozarán los nervios,
puesto que siempre perderéis esa guerra.
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El castigo además facilita la aparición
de fobias alimenticias |
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Si necesitáis castigar a vuestros hijos (y es necesario antes o después) mejor será que utilicéis el sistema de privarles de ver la televisión, de quedar con los amigos, de reducirles la paga semanal, etc. Es decir, de aspectos en los que no les sea a los hijos fácil echar un pulso de fuerza a sus mayores.
Sí es posible usar el consumo de algunos alimentos muy codiciados por vuestros
hijos como recompensa por su correcto comportamiento. Estos alimentos frecuentemente
son dulces, helados, y otros que podríamos calificar de "alimentos capricho".
Pero esto a condición de que les expliquéis por qué no pueden consumirlos habitualmente,
incluso aunque vuestro hijo sea demasiado pequeño para entender vuestros argumentos,
ya que con pocos años no pueden entender las razones que reciben pero sí el que
hay motivos, y no caprichos paternos, para permitir o negar ciertas cosas.
El uso de premios alimenticios ha de ser, además de razonado, ocasional
El gran premio que han de entender vuestros hijos e hijas y que conseguirán por una alimentación correcta es el de su salud, además de vuestra alegría por ver que hacen lo correcto.
Por otra parte tenéis que hacer lo posible por conseguir que el momento
de la comida no sea algo muy formal, es decir, que no suponga un conjunto
muy estricto de normas y obligaciones a cumplir, sino más bien un momento relajado
-no por ello carente de algunas normas-, de encuentro familiar, de diálogo
y de disfrute personal.
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